La antigua Real Casa de Correos se ha convertido ya en el icono para todo el país y un indiscutible símbolo de las navidades. Tomar las uvas al son del reloj de la Puerta del Sol es una tradición que pocos españoles se pierden, ya que cada fin de año todas las televisiones están emitiendo las campanadas de Nochevieja desde este edificio. ¿Quieres conocer más sobre su arquitectura e historia?
El arquitecto Ventura Rodríguez era quien, en principio, se convertiría en el arquitecto de la Real Casa de Correos; comenzando con el derribo de casas y la elaboración de un proyecto completo para reformar toda la Puerta del Sol. Tras la muerte de Fernando VI, le sucede al trono Carlos III quien trae a la ciudad madrileña una visión más moderna e innovadora en la arquitectura y decide entregar el proyecto al arquitecto francés Jaime Marquet.
Esta noticia no fue de agrado para los madrileños, no solo porque Ventura Rodríguez era arquitecto de Madrid con una trayectoria en la capital, sino porque un edificio de tal envergadura iba a ser construido por un extranjero.
Esta obra arquitectónica del siglo XVIII está formada por dos patios interiores, uno para las antiguas caballerizas y el otro como despacho de cartas, separados por un corredor que les daba acceso. Presenta cuatro fachadas de estilo clásico francés, como se puede apreciar por la combinación de colores formada por la piedra blanca y el ladrillo anaranjado de la fachada, con un zócalo de granito sobre el que hay tres niveles: bajo, entresuelo y principal.
Culminando la famosa fachada frontal nos encontramos con una hilera de balcones, donde cada año se reúnen los medios de comunicación para grabar las famosas campanadas y el portal de acceso con las esculturas de Antonio Primo.
El edificio te recibe con una entrada de arco de medio punto con un medallón de Hércules en la clave y un balcón corrido sujetado por cuatro ménsulas con cabeza de león. La cornisa tiene un frontón triangular con el escudo real acompañado de leones y trofeos.
Con la reforma de la Puerta del Sol en el siglo XIX, se derribó la vecina Iglesia del Buen Suceso y el reloj que esta tenía se colocó en la fachada del edificio. Este no llegó a funcionar correctamente, por ello el relojero José Rodríguez de Losada obsequió a Madrid con el actual reloj que promovió la construcción de la torre sobre el frontón. En un principio solo había tres esferas, y colocándose la cuarta esfera en 1968, se construyó el templete que cobija la bola que todos los años saluda al año nuevo.
Una de las sorpresas de la Real Casa de Correos es que no tiene una grandiosa escalera digna de la importancia de este. En 1766 en plena construcción del edificio comienza el famoso Motín de Esquilache, por lo que el Conde de Aranda decidió ordenar al arquitecto Jaime Marquet que destine la parte derecha del edificio para que se pueda albergar a un cuerpo de guardia, justo el lugar donde se iba a construir una gran escalera que tuvo que quedar reducida y casi oculta.
Por último, esta obra arquitectónica en sus paredes, a cada lado de la entrada principal, existen unas placas dedicadas a dos momentos cruciales en la historia de Madrid: el 2 de mayo de 1808 y el tristemente célebre 11 de marzo de 2004.