Contexto
La gestación de un proyecto siempre se produce en un momento concreto. El proceso creativo recoge y transmite las influencias de un contexto global, pero, sobre todo, deja ver la experiencia personal de quien dibuja y proyecta, no solo como reflejo de su tiempo, sino como fuente canalizadora de ideas y referentes.
Este texto pretende ser una descripción de un primer proyecto realizado durante los últimos años de aprendizaje en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Entendido como un ejercicio académico llevado a la práctica, de la teoría a la realidad.
Caminos cruzados
El proyecto que aquí se presenta, un proyecto de reforma para un piso del barrio de Sants, en Barcelona, fue por primera vez planteado en abril de 2015. En aquel momento, justo volvía de una estancia académica en la ciudad de Zürich y empezaba a preparar el que sería un viaje para los meses consecutivos. Un proyecto que también sería la primera casa donde independizarme, acabar la carrera y hacer el proyecto final.
Una casa para un momento concreto, sin permitir una vida extensa y abundante, sino esencial en su uso. Una reforma que pretendía comprender esta visión sobre la vivienda mínima.
Historia y bricolaje
La preexistencia se entendía como una primera naturaleza, base irregular llena de rastros y del cual el proyecto se quería aprovechar. El trabajo de vaciado ayudó a descubrir toda una serie de elementos olvidados por el tiempo: las baldosas hidráulicas típicas de las viviendas de los barrios obreros, las molduras clásicas de las puertas y ventanas, y, sobre todo, los ya olvidados postigos que una vez estuvieron allí.
Es durante el último curso académico 2016-2017 cuando se realiza la obra de reforma del piso. Las visitas se intensifican con el sol del mediodía, entre las prácticas en un despacho y llegar a tiempo a las clases de la universidad. El proyecto se construye de forma lenta, con aciertos y cambios que van surgiendo. Los hallazgos y los detalles obligan a mantener una comunicación constante con los operarios y encontrar soluciones.
El único muro que se construye es el del baño, una división ligada a las vueltas del techo y los límites de la carpintería, encajada y provocando la formalización rectangular de la habitación como único espacio. La cocina y el baño, igual que la terraza, se entienden como unos anexos de servicio, como si se adjuntaran de forma necesaria para poder vivir.
Los elementos móviles preexistentes, puertas y ventanas, se trabajan para generar un diálogo entre ellos. La puerta corrediza, que pasa de la cocina al baño; la puerta del lavadero y el resto de elementos se pintan de blanco en su interior, pero de color en su exterior, buscando un juego cromático en su acción y movimiento. Se construye un lenguaje íntimo.
Las antiguas divisiones quedan patentes en el suelo, como un rastro del que había, pero también de los cambios provocados en obra, haciendo que surja un palimpsesto de plantas que dialogan con la nueva vida del piso.
La composición en las paredes interiores se trabaja desde la comprensión de su totalidad. El diseño de unos nuevos postigos liga las diferentes paredes y aperturas, haciendo que aparezca una relación directa entre ellas. La partición de los postigos en dos tramos permite dar intimidad e iluminar el espacio de forma limitada o total, para jugar, también, con su expresión en interior. La dirección de los tiradores remite de forma directa a nuestra acción.
Una única pared ciega se equilibra a través de un estante continuo y a 1,52 m de altura respecto al suelo. Situando así una cota visual que divide y organiza el espacio y que permite situar aquellos objetos que lo construyen.
Arquitecto: Arnau Pascual
Programa: Vivienda
Superficie: 28 m²
Emplazamiento: Barcelona, España
Promotor: Cliente Privado
Proyecto: 2015 – 2016
Finalización de la obra: Abril 2017
Fotografía: DEL RIO BANI