Pía Mendaro (Madrid, 1991) es arquitecto por la ETSAM (2009-2016). Actualmente ejerce la profesión libre y es socia de Endémico, un joven estudio de arquitectura y otras cosas. Es impaciente con los tiempos de la arquitectura, por eso rellena los huecos con diseño de mobiliario (de auto-producción), y estudios de botánica y jardinería. En los últimos tres años ha estado haciendo reformas en Madrid, el mobiliario de una biblioteca infantil en Monterrey (México), participado como profesora ayudante en la clase de proyectos de la ETSAM y llevado la dirección (y gestión) del espacio Barbecho, dedicado al diseño útil (2017-19). Actualmente tiene varias obras y un doctorado en marcha.
Reconocimientos en arquitectura: Premio Schindler de Arquitectura 2013/2014 a las soluciones de movilidad/accesibilidad (2013). Obtención de Matrícula de Honor en el Proyecto Fin de Carrera, ETSAM (2016). Finalista de Young Talent Architecture Award (YTAA) de la fundación Mies van der Rohe, (2016). Otros: Diseñador junior para The Architecture Gallery, TAG, Madrid (2017), exposición de la pieza BYOBU en Mujer,Objeto Madrid (2018).
¿Quiénes componen el estudio?
Pia Mendaro es la firma que llevan los proyectos más personales, ya sean muebles, pequeñas obras o investigaciones.
También trabajo con Ignacio Mendaro en Mendaro Arquitectos y con Jorge Marañón y Jaime Guitard, en estudio Endémico. Con ellos me embarco en el diseño de proyectos de mayor escala.
¿Qué tipo de trabajo realizas?
Me dedico a casi todo lo que se presenta, aunque estoy tratando de acotar y focalizar mejor las energías. Ya sea una obra nueva, el diseño de un rinconcito dentro de un edificio existente o una pieza específica de mobiliario. Me interesa la investigación y actualmente estoy haciendo una tesis doctoral sobre arquitectura funeraria. Todo mi trabajo tiene en común la búsqueda de espacios o experiencias emocionantes.
¿Cómo se desarrollan tus proyectos?
Casi siempre empiezan por buscar una situación ilusionante y el desarrollo del proyecto gira en torno a la búsqueda de esa ilusión. Tanto en proyectos serios como más experimentales. Un ejemplo singular pero ilustrativo: "¡sería fantástico si habitar esta habitación fuese como trepar un árbol!" y el dormitorio acaba siendo una pasarela colgada en las alturas. Cada proyecto es único y no nos rendimos hasta que el cliente está entusiasmado con la propuesta, sea del carácter que sea.
¿Qué recomendaciones darías a los que empiezan?
Que piensen en el proyecto desde la ilusión de experimentar ese espacio. Que se pongan en la piel de todos los que lo van a habitar, a lo largo del día y en diferentes estaciones del año. Que piensen en la orientación, en el rayito de sol que entra en la cocina. La arquitectura tiene muchas variables y aunque no siempre se consigue atender a todas vale la pena intentarlo.