46 Viviendas en la antigua fábrica Fabra & Coats
Barcelona
Arquitectos: Roldán y Berengué
Superficie: 5391 m²
Promotor: Patronat Municipal de l'Habitatge de Barcelona
Fotografías: Jordi Surroca
La transformación de la nave G de la antigua fábrica de Fabra & Coats de Barcelona se incluye dentro de la recuperación de este complejo textil de los siglos XIX y XX para incorporarlo a la red de "las fábricas de la creación de Barcelona".
El proyecto aporta al barrio de Sant Andreu más de 28.000 m2 en equipamientos y también, por primera vez en este tipo de actuaciones, en vivienda social.
La nave G fue construida en 1905 para almacenar hilo. Tiene 100 m de largo por 15 de profundidad y 11 de altura y está dividida en dos plantas por un forjado intermedio de hormigón. La estructura, fachada y cubierta, es una unidad construida en fábrica de ladrillo macizo, teja árabe y estructura interior de acero, con una crujía de 3,36 m de ancho que se repite 25 veces. En el nivel de cubierta, se suceden a su vez 24 cerchas de acero laminado.
La intervención en la nave activa todos sus elementos originales para el nuevo programa y reutiliza sus cualidades físicas, espaciales e históricas para hacer más eficiente la nueva construcción y reforzar la naturaleza del edificio original.
La primera decisión fue poner en valor la longitud de la nave: el acceso se sitúa en el centro, creando una plaza interior de la que parte el recorrido de las escaleras en doble diagonal ascendente que comunica física y visualmente todo el edificio.
La nueva construcción se hace por ensamblaje, en seco, realizada, al igual que en la nave industrial, con muy pocos materiales. Se usa mayoritariamente la madera, en todas sus formas: maciza, aglomerada, contralaminada y se ensambla a la manera de un tejido. Puede ser montado y desmontado: es ‘reversible’.
Se reutilizan estructuralmente los dos suelos interiores de la nave, sin ningún tipo de refuerzo, para apoyar en cada uno de ellos los dos nuevos niveles, ya que se pasa de dos plantas de almacén a cuatro de vivienda. Para ello se utiliza una estructura de madera, que es cinco veces más ligera que la de acero y permite no superar la capacidad de carga de 1.100 kg/m² de la nave original.
La nave existente actúa como amortiguador térmico de las viviendas. Las nuevas viviendas se separan de las fachadas y la cubierta originales de la nave y tienen su propia fachada de madera. Se crea un espacio intermedio por donde circula el aire con el objetivo de que no haya que climatizar las viviendas durante la mayor parte del año. En este espacio intermedio están las calles interiores de acceso a las viviendas.
