Los niños demuestran con una vehemencia moderada, la sensación de impotencia, rabia o tristeza por no conseguir lo que desean. En principio es un comportamiento normal, porque la frustración se percibe como algo negativo, al no llegar a cumplir un deseo, una meta o un proyecto.
Pero es importante educar a los niños a tolerar y superar esa frustración y que el hecho de no conseguirlo todo a la primera y, sobre todo, sin esfuerzo, no suponga un fracaso, sino un modo de aprender de los errores y de avanzar en la vida.
¿Qué pasa si un niño no aprende a superar la frustración?
- Se vuelve agresivo cuando algo no sale como lo ha planeado.
- Abandona la tarea sin esforzarse.
- Necesitan una gratificación inmediata.
- No tolera el error ni propio ni ajeno.
- Es exigente.
- Es egoísta.
- Es inseguro.
- Es ansioso.
Vamos a darte algunas pautas para que enseñes a tu hijo tolerar la frustración sin problemas:
- Refuerza las conductas positivas.
Todo lo que haga bien, debe ser reforzado.
- No haremos caso de lo que haga mal, aunque sea a propósito.
Lo obviaremos para que tampoco él le dé más importancia.
- Modifica su discurso.
Si dice: todo me sale mal, todo es un asco, añádele un "pero esto lo has hecho genial", "pero esto siempre te sale bien", "pero mira qué bonito está esto".
- Repite e insiste en lo que no ha salido bien por improvisación o falta de tiempo.
Las cosas no salen solas. Hay que esforzarse. Si debe aprender a hacer algo, enséñale, para que lo vaya poco a poco mejorando.
- Busca soluciones.
¿Por qué salió mal? ¿Cómo puedo cambiarlo?
- Dale confianza.
Que sepa que crees en él, aun después de un fracaso. Esto es especialmente importante en las calificaciones escolares. Siempre que se haya esforzado hay que hacerle saber que estamos seguros de que lo puede hacer mejor.
- Celebra los éxitos con gran algarabía.
Aunque sea un tema menor. Así reforzarás su conducta positiva.
- Da ejemplo.
Si tú no te esfuerzas y te enfadas ante cualquier inconveniente, el niño hará lo mismo.
- Edúcale en la cultura del esfuerzo.
Que sepa que las cosas hay que ganárselas y no le des todo tan fácil.
- No cedas a sus rabietas.
Ese es su punto fuerte, pero si cedes aprenderá que así se consiguen las cosas.
Es importante que el niño sepa pedir ayuda y que sepa también cómo relajarse cuando esté muy enfadado, porque no ha cumplido un deseo. Los padres deberán identificar cuándo su hijo estás frustrado y por qué, para poder darle alternativas que le ayuden a lograr su objetivo, pero sin menoscabar su autonomía ni hacerlo por él.
No es una tarea sencilla, por supuesto, pero es importante porque logrará que el niño crezca con herramientas para superar y aprender de los problemas que surjan en un futuro, en su etapa adulta.
