Entrevista a las directoras del estudio de piano piano para conocer su trayectoria y visión de la arquitectura a través de sus proyectos más recientes
¿Quiénes componen el estudio?
Piano Piano somos Maria Donnini y Maria Grifo (1988), arquitectas por la ETSAV UPV en 2014. Ambas completamos nuestra formación en Lisboa y Génova. En 2016 nos unimos para formalizar el estudio de arquitectura en el que intentamos resolver proyectos de una manera analítica y conceptual, atendiendo a un sentido práctico pero también teórico, y haciendo hincapié en la elegancia en el milímetro y en la adecuada combinación de la textura y el color.
Maria Donnini y Maria Grifo, somos las fundadoras del estudio. Colaboramos con otros estudios y arquitectos cuando surge la necesidad o cuando la escala o el tipo de proyecto lo requiere.
¿Qué define al estudio piano piano?
Nosotras entendemos el “piano piano” como un proceso prudente en el que vamos estableciendo de una manera lógica y coherente las bases o pilares fundamentales sobre los que se va a apoyar cualquier proceso proyectual. La arquitectura es en sí un proceso aditivo en el que se superponen nuevas capas a medida que va aumentando su complejidad, pero sin dejar de lado el discurso que debe ir entrelazando los diferentes factores que influyen en el proceso. Y, es más, una obra se acaba, pero el tiempo la transforma.
El nombre del estudio queríamos que reflejase todo ello y que transmitiese la idea de trayecto, de movimiento, de proceso.
Nos gusta pensar que nuestra aproximación progresiva a los proyectos, es siempre la misma, sea cual sea su escala y cometido: un objeto cotidiano, un espacio expositivo, una mínima intervención interior, la construcción de un edificio o resolver un entorno urbano.
Si hablamos de un proyecto construido, intentamos que nuestros proyectos tengan la mejor calidad espacial posible utilizando geometrías claras pero no forzadas, que contextualicen un proyecto en su entorno físico y que sirvan de base para permitir evolucionar con la estructura, las instalaciones y la materialidad. En todos los proyectos partimos de una base sólida en la que hay investigación, aprendizaje, innovación y tradición.
El trabajo en equipo en la arquitectura es fundamental. Como arquitectas se nos forma para tener un conocimiento, no superficial pero sí general, y es evidente que es necesario rodearnos de personas con conocimientos específicos que, además, enriquezcan los proyectos en aquellos aspectos a los que nosotras no llegamos. Somos firmes defensoras de la teoría de que no se puede saber de todo y que rodearse de un buen equipo permite realizar mejores proyectos. Ser arquitectas debería ser sinónimo de ser modestas: el aprendizaje y la experimentación deberían ser un objetivo constante y no deberíamos ponernos límites al conocimiento. Nos parece un requisito fundamental que este aprendizaje surja de la colaboración con otras personas y profesionales que completen la narrativa y enriquezcan el proceso.
¿Qué tipo de trabajo realizáis?
Nuestro trabajo es principalmente residencial y privado aunque hemos podido realizar algunos proyectos de obra pública no residencial. Únicamente uno de ellos ha podido llegar a materializarse mientras que otros, por diversos motivos, no han podido pasar de ser proyectos en papel.
Del mismo modo, cuando el ritmo de trabajo nos lo permite, ya que no es sencillo para un estudio pequeño, nos unimos a compañeros para poder presentarnos a concursos.
¿Cómo se desarrollan vuestros proyectos?
Nuestro día a día suele ser bastante dinámico, pues intentamos combinar un trabajo de despacho con visitas de obra que permitan realizar un seguimiento exhaustivo de los trabajos. Nuestro trabajo suele iniciarse en equipo a cuatro manos y cuando está encarrilado una de nosotras lo recoge y evoluciona, acudiendo a la otra cada cierto tiempo para asegurar que estamos siguiendo un camino adecuado. Hemos llegado a un punto baste simbiótico en la manera de proyectar y confiamos plenamente en el trabajo la una de la otra para conseguir una marca visible.
En fase de proyecto nos gusta tener el control de prácticamente todos los aspectos, lo que hace que los dibujos estén muy trabajados, intentando no dejar nada a la improvisación en obra y con un contacto constante con los diferentes agentes que puedan intervenir: arquitecto técnico, cálculo de estructuras o experto en control ambiental. Del mismo modo, en la fase de proyecto también es cuando junto con el cliente experimentamos con los distintos materiales y soluciones constructivas. Este trabajo preciso y casi obsesivo en fase de proyecto nos facilita a todos el seguimiento en la dirección de obra y que el resultado final sea lo más cercano a lo que durante meses hemos ido trabajando con el cliente.
¿Qué destacarías de los últimos proyectos?
Con el proyecto ‘El camino de la Almazara’, la adecuación de un antiguo espacio de la almazara y el lavadero y la regeneración de su entorno natural, ya finalizado, lejos de transformar radicalmente el entorno, buscamos mejorar de forma sutil y respetuosa la experiencia del paseo y la estancia mediante intervenciones mínimas que reforzarsen la identidad del lugar y recuperasen su valor patrimonial y comunitario. El conjunto se concibe como una ‘promenade’ en la que el paisaje, la memoria y la experiencia sensorial dialogan continuamente. El resultado nos enorgullece enormemente y esperamos que invite tanto al habitante como al visitante a detenerse, conversar, observar y disfrutar del entorno. Queremos pensar que el proyecto, con el tiempo y la pátina que este dejará sobre él, se modificará y se asentará sin estridencias, como lo era antes de nuestra llegada. La materialidad y el color permitirán reconocerse como una capa más de la intervención pero como un estrato más entre los existentes.
El desfile de la Puri, también finalizado, es un proyecto de reforma integral en el barrio del Mercat de València. Tuvimos la oportunidad de trabajar por primera vez con una muralista, cuyo trabajo ha aportado riqueza a un proyecto ya de por sí muy especial. Partíamos de una distribución complicada marcada por un inexorable pasillo y con una estrategia geométrica y un uso diverso de patrones cerámicos conseguimos romperlo y mejorar la espacialidad.
En ejecución de obra tenemos la ‘Casa dels arcs’, una vivienda unifamiliar en el barrio marinero del Cabanyal. Una casa en esquina que mira a sus vecinas: quisimos responder a las nuevas fachadas del proyecto atendiendo a la arquitectura del barrio y de ella extrajimos ciertos elementos constructivos que tras reinterpretarlos nos garantizarían una convivencia amable entre lo histórico y lo contemporáneo: la cerámica, la madera, el blanco y ese cierto capricho y alegría tan presentes en el barrio que se traduce en fachadas de colores vibrantes.
mínima es el primer acercamiento de Piano Piano al diseño de producto, una colección de piezas cerámicas creada con la intención de ser aplicada en arquitectura, ya sea como alicatados, pavimentos o en combinación con otros materiales para dar lugar a objetos cotidianos y elementos de mobiliario. El diseño de producto nace de nuestra forma de trabajar: un diseño a medida, donde cada milímetro cuenta y tiene la capacidad de activar emociones a partir de un enfoque artesanal.
¿Qué proyectos tenéis sobre la mesa hoy?
Actualmente estamos desarrollando varios proyectos de vivienda unifamiliar de obra nueva en diferentes fases, en anteproyecto o en desarrollo de ejecutivo y otros a la espera de licencia. También estamos trabajamos en un edificio de varias viviendas y en la rehabilitación de una alquería en la huerta periurbana de València. En paralelo vamos a desarrollar una intervención también en la huerta y estamos trabajando en diseño de producto con nuestra colección cerámica mínima y su aplicación en piezas de mobiliario.
¿Qué proyecto os gustaría hacer?
Por supuesto, seguir trabajando en proyectos que nos enriquezcan, estimulen y nos permitan crecer y aprender.
En la escala de lo doméstico, nos gustaría poder seguir transmitiendo nuestro interés por el habitar.
En general, un camino de trabajo que nos gustaría seguir sería trabajar con la línea y dinámicas que afianzamos cada día pero poder abordar posibles escalas mayores o cambiar de ámbito sin perder la perspectiva del trabajo cuidado y preciosista.
¿Qué relación tienen vuestros proyectos con la nueva materialidad?
Por el tipo de proyectos que tenemos en la actualidad, la zona en la que vivimos y los encargos que tenemos, somos partidarias de encontrar respuestas contemporáneas en lo vernáculo.
En cada proyecto partimos de un estudio previo del lugar y la época donde vamos a trabajar para entender la forma de vivir y los materiales utilizados.
Y aunque a priori todo ello pueda parecer atemporal y común, damos la oportunidad de emplearlo de manera diferente, de poner la tradición patas arriba y repensar el cómo introducirlo de una manera más actual quitando la rigidez y aportando frescura.
A nosotras nos gusta llevar a cabo este tipo de procesos con el fin de sorprendernos y conseguir de esta manera resultados diferentes, pero de toda la vida, para hacer que tanto usuarios como habitantes de estos pueblos se reconozcan al ver y vivir estas casas, sus tradiciones, sus vivencias, sus costumbres.
¿Qué relación tienen vuestros proyectos con la salud y bienestar de las personas?
Intentamos transmitir una arquitectura a medida con cierto toque de feminidad y ofrecer, además, calidad espacial y programática; cuestiones que no dependen tanto de un presupuesto, sino de la pericia y el cariño dedicado al resolver un proyecto.
La delicadeza de introducirnos en el entorno pero sin ser algo mimético es fundamental, tener la voluntad de aportar algo diferencial, especial con salpicaduras con una de una mínima intención naïf.
El hecho de afrontar el proyecto desde la cercanía creemos que es el mejor punto de partida para hacer una arquitectura sostenible.
Proyectos enraizados en el territorio en cuanto a los materiales utilizados y las soluciones constructivas tradicionales, por supuesto actualizadas para obtener espacios fáciles y cómodos de vivir. Atendemos siempre a una envolvente adecuada para el interior que cobija repensando los pilares básicos de la eficiencia.
A nivel distributivo, un aspecto que trabajamos desde el principio en cada uno de los proyectos es que sean evolutivos, de esta manera permite que muten y cambien conforme el tiempo avanza y cambien las necesidades de los que lo habiten sin la necesidad de realizar fuertes modificaciones cada cierto tiempo.
¿Cuáles son los mayores problemas a los que se enfrenta un estudio joven de arquitectura?
Al principio decíamos que al ser joven le pesaba más además estar compuesto por mujeres. Pero la verdad es que a día de hoy de alguna manera también vemos que se nos sigue minusvalorando o aniñado a pesar de no ser ya tan jóvenes. Y que el hecho de no tener un hombre o un padrino es algo que complica muchas veces un desarrollo de la profesión en igualdad de condiciones.
Por otro lado, los honorarios bajos y competencia desleal entre compañeros, lo que se percibe tanto en la promoción privada como en la pública en la que las bajas temerarias que se cometen muchas veces no nos animan a participar.
Del mismo modo, prácticamente los concursos de ideas han desaparecido quedando licitaciones en las que muchas veces nos es imposible participar al ser difícil acreditar una solvencia técnica y económica.
A veces, creemos que también un punto en contra de los estudios jóvenes es arrastrar dinámicas de los estudios de generaciones anteriores en los que no había prácticamente diferenciación entre la vida profesional y la privada, con jornadas infinitas y dedicación prácticamente exclusiva.
¿Cuáles son vuestros referentes hoy y ayer?
Nos sentimos cómodas con arquitecturas con las que creemos que compartimos una manera de hacer arquitectura que no solo piensa en una imagen final sino que tiene una intencionalidad desde el principio que aparecen ya desde el dibujo y las geometrías. Rara vez algo que nos gusta espacialmente nos desilusiona al conocer el proyecto en planos.
La arquitectura italiana que va desde mitad del siglo XX hasta el postmodernismo: las geometrías de Mario Ridolfi o la elegancia material y preciosista de Gio Ponti, Lucio Caccia Dominioni, Carlo Scarpa o Luigi Moretti. De los clásicos, la parte delicada y doméstica de Le Corbusier o Aldo van Eyck o la rotundidad de Lina Bo Bardi. De la arquitectura reciente, quizás parte de la arquitectura centroeuropea como lo que hacen los ahora separados De Vylder Vinck Taillieu y su simbiosis entre lo existente y lo propuesto. Estamos muy tristes de no tener más referentes femeninas.
¿Qué recomendaciones darías a los que empiezan?
A todos, que disfruten y que no se agobien porque su futuro no está escrito. Es complicado y a veces desilusionante pero a la vez divertido y hay que tener paciencia. Lo bueno de la arquitectura, sobre todo para los que empiezan, es que las salidas son muchísimas y cada vez más abiertas y asentadas. No hay que cerrarse a ser un tipo de arquitecto sino que los conocimientos que nos ofrecen permiten encontrar un camino en el que sentirse cómodo.
Es necesaria la humildad, el saber trabajar en equipo, el rodearse de personas que dan tranquilidad y con quien se puede hablar no es necesario saber de todo, ni de todos los programas. es mejor centrarse en qué queremos y qué somos buenos y sabernos rodearnos de las personas que también son buenas en otras.
Es necesario también cuidarse, valorarse y también establecer límites tanto en tiempos como en cuestiones económicas.